Opinión

1 de septiembre jueves de 2022

Los discursos de odio matan

El terrible atentado perpetrado contra Cristina Fernández de Kirchner no hace más que reafirmar la irresponsabilidad de la oposición política y del periodismo que exacerba la violencia política y el odio.

Quienes promovieron proscripciones de adversarios, metralla, horcas públicas, o pedían la pena de muerte a Cristina, deben hacerse cargo de este intento de magnicidio sin precedentes en democracia.

Todo el espectro político debe ser enfático al respecto, instando al Poder Judicial a penalizar todas estas acciones que los violentos alientan. No hay lugar para dilaciones o medias tintas.

A Cristina la salvó la justicia divina. El pueblo que la ama, llora de solo pensar en lo que le pudo haber pasado. Se terminó la vía libre para los odiadores, para los que incitan a la violencia.

Volver